jueves, 16 de junio de 2011

Yo si quiero a Cesc Fábregas

En un mundo cada vez más material, donde se critica a menudo la falta de sentimientos, éstos acaban siendo un valor añadido a cualquier operación. La de Cesc Fábregas no es distinta en ese sentido. Los jugadores deben estar siempre donde quieren pues, como en cualquier empresa, tener a personas desmotivadas o no implicadas al cien por cien acaba siendo contraproducente para el grupo.

Además, la operación tiene un valor añadido. Los jugadores están esperando a su amigo con los brazos abiertos. Sé que probablemente se utilizará el argumento que ya se marchó de su casa, pero ¿olvidamos el contexto en el que Cesc fichó por el Arsenal? El verano del 2003 el club estaba en un desgobierno total, Enric Reyna hacía de puente entre la desastrosa gestión de Gaspart y el que llegaría, Laporta. No  había proyecto, no había nada... cualquier chico con 16 años se habría marchado, como lo hizo también Piqué. ¿La diferencia? Uno se convirtió en un jugador TOP mientras el otro apenas había debutado con el primer equipo del United.

Los mismos que ahora defienden que Cesc cortará la progresión de Thiago suelen ser los mismos (valga la redundancia) que defendían a muerte el fichaje de Afellay para jugar en el centro del campo. No decían que un jugador menor como el holandés podía tapar a Thiago, sin embargo ahora cuestionan que un TOP oscurezca el sol del hijo de Mazinho. Entonces se me plantean las siguientes dudas: En diciembre, estos opinadores, o confiaban en que Thiago sentaría a Afellay o directamente no confiaban en Thiago.

Además, ¿nadie se acuerda que Iniesta estuvo dos temporadas en el primer equipo siendo suplente y fue cuando se curtió? Un año fue el primer cambio de Giuly y al siguiente daban prioridad a Van Bommel por delante suyo, y su juego no se deterioró, creció. Thiago puede hacer lo mismo. Cesc es un jugador, ahora mismo, que no juega 60 partidos por temporada; por desgracia, Xavi tampoco está para jugarlos y Keita se irá dos meses a la Copa de África. Demasiados condicionantes como para no echar el resto por el catalán.

Pero nunca hay que olvidar eso, Cesc si, pero Thiago también. Antes que él sobran muchos otros jugadores y mejor dicho, él no sobra. Sin embargo, las palabras de Milla invitan a la reflexión de como gestionar su futuro. En unos días hablaré del porqué quiero a Rossi y no a Alexis Sánchez.

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