domingo, 3 de abril de 2011

Los cambios de tendencia

En esta vida siempre té acabas dando cuenta que hay muchas personas que no son números 1 de nada, pero acaban teniendo un efecto multiplicador para todo aquel que tienen cerca. Como yo las llamo, son los cambiadores de tendencia. El deporte, como parte de la vida, no se escapa a esta situación.

Lo vimos los últimos 15 días. Y hoy no hablaré de fútbol (o sólo de fútbol) si no que lo haré de baloncesto. Analizando fríamente la serie entre el Barça y el Panathinaikos, lo que eché de menos era eso, los cambiadores de tendencia que este año no tienen los azulgrana; Pete Mickael y Gianluca Basile.

La serie mostró su gran importancia, pues, empezando por el italiano, su sustituto no ha logrado que en cada partido nos hayamos olvidado de Basso. Gianluca es capaz de cambiar la dinámica de un partido desde la defensa, con una intensidad impropia de un hombre que pasa de largo la treintena. Ingles, muy joven, tuvo apariciones testimoniales, demasiado poco para ganar a una de las plantillas más potentes del viejo continente. Además, el perímetro azulgrana necesitó de los triples imposibles de Basso, que, como ayer leí de Xabi Alonso, es un jugador que sube su cotización cuando no juego más que cuando juega.

Y el segundo de ellos, Pete Mickael. Este jugador me enamoró en la final de ACB que gana el antiguo Tau, con él de MVP si mal no recuerdo. Un jugador que logra aglutinar la presión en sus espaldas y que nunca le tiembla el pulso. Además, una de sus frases me caló en lo más hondo nada más escucharla “presión es estar en la calle, saber que te pueden matar, ver morir a tus amigos, la cárcel, ¡eso es presión! El baloncesto es un juego de niños”.  Anderson, al que no quiero criticar, tiene uno de los mejores unos contra uno del viejo continente, una capacidad para anotar muy grande y para ejecutar órdenes muy buena, pero no es un cambiador de tendencias.

El Barça, con Navarro perfectamente defendido y lesionado, no encontró a nadie que jugara el papel de éstos dos hombres, lesionados durante toda la temporada y a los que se ha echado mucho de menos. No hablaré de fundamentos de baloncesto, no tengo ni idea, pero si veo que la diferencia entre Mickael y Basso respecto a Anderson e Ingles no es de talento, pues los dos últimos de eso andan sobrados, es de cabeza, es de presión y en definitiva es de cambiar las tendencias de los partidos.

No puedo acabar sin hacer una referencia al fútbol, y ayer que la tercera liga de la era Guardiola se puso de cara y la que puede ser la quinta de los últimos siete años, no quiero olvidarme de quien cambió esta tendencia. Un chico feo, de dientes grandes, sonrisa encomiable, con una gran R colgando en el cuello y que venía de no ganar nada en Francia (pero con un Mundial en su palmarés). Sí, hablo de Ronaldinho, el hombre que logró que el círculo virtuoso empezara a girar.


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