viernes, 15 de abril de 2011

Los nuevos habitantes del Olimpo

Los deportistas en general y el fútbol en particular han sido focos incesantes de creación de iconos mediáticos, públicos y que han adquirido el fenómeno fan, hasta hace poco reservado a las estrellas de la música. Leo Mecí, la última de estas estrellas rompe con los típicos tópicos asociados a estos personajes y junto a un juego de palabras con su nombre se le apoda “el Mesías”, el salvador con el cual el Barça confía ganar los partidos ante el Madrid que nos esperan en el siguiente mes. Ya lo vio así la firma de ropa A-STYLE, que en su campaña publicitaria del invierno del 2008, presentaba a Leo en su página web levitando, y con los brazos en cruz. Pero… ¿donde empieza este poder casi bíblico de los deportistas? 
            
Girando la vista atrás, el primer deportista que tiene dotes casi celestiales es Ricardo Zampora, apodado “el Divino” y que en su tiempo creó una controversia similiar al caso Figo, en el que una disputa por el aumento de su ficha acabó con el portero fuera del Barça y jugando primero en el Espanyol (equipo que le había visto debutar) y después con su traspaso al Real Madrid, que pagó 100.000 pesetas de la época (era el año 1930) y le garantizó una ficha de 40.000 pesetas por temporada, una auténtica barbaridad por ser los años de la Gran Depresión. Pero este caso no deja de ser un pequeño esbozo de lo que acabarían suponiendo los deportistas de alto nivel.
Si hablamos de deportistas que, en este aspecto, hayan generado millones de dólares, hayan arrastrado masas y se les haya considerado auténticos Dioses, hay que hablar de Michael Jordan; considerado el mejor deportista de todos los tiempos. El jugador de los Bulls, capaz de aglutinar elogios de rivales y amigos, fue el primero en tener una firma propia de ropa (Air Jorda, dentro de Niké) y ser líder en ingresos publicitarios. Para hacernos una ligera idea, la temporada 2001-2002, en la que volvió a las canchas de baloncesto con los Washington Wizards tras estar tres temporadas retirado, ingresó un total 62.365.000 dólares solo en publicidad, prueba inequívoca que Jordan ha superado la barrera de deportista que marca una época para passar a ser eterno en la memoria popular. Larry Bird, el mítico jugador de los Celtics, al terminar un partido de los play off que les enfrentó y en el que Jordan anotó un total de 63 puntos, récord en esa fase de la NBA, dijo "God Disguised as Michael Jordan" (Dios se ha disfrazado de Michael Jordan).

Pero la endiosación tiene un nombre, Diego Armando Maradona. Ya en su primera época de jugador y en especial tras sus míticos goles en la semi final del Mundial de México 86, llamado el primero “la mano de Dios”, o en el segundo, en el que los argentinos vieron consumada su venganza enfrente Inglaterra por la derrota militar en las Islas Malvinas, reflejado en los comentarios del narrador del partido: “todo el pueblo argentino grita a puño cerrado” o “gracias Dios por el fútbol, gracias Dios por Maradona y por este Argentina 2 Inglaterra 0”. La culminación a la conversión llega el año 98, cuando se funda la Iglesia Maradoniana. Vista inicialmente como una auténtica excentridad, hoy en día cuenta con fieles por todo el mundo y varias parroquias como las de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata o Córdoba (en Argentina); Madrid y Barcelona (en España) o la de Montevideo (Uruguay). Digno de estudio más teniendo en cuenta la controvertida vida de Diego.  

La historia demuestra que son pocos los privilegiados que la afición acaba convirtiéndoles en Dioses, que un país los toma como parte de su historia, que congregan a las masas más allá del color de sus banderas y porqué no decirlo, en el que sus ingresos publicitarios acaban siendo dignos de las deidades que acompañaban a Zeus en el Monte Olimpo durante la época de la Grecia Clásica. 

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