En el mundo, resumiendo y generalizando, existen dos tipos de personas. Las que dejan que las adversidades y las críticas les ayuden a marcar el camino (y muchas veces aciertan pues cuando mucha gente ve las cosas de una manera, generalmente suelen ser así) y las que se empeñan en demostrar al resto del mundo que están equivocados. Josep Guardiola i Sala se enmarca en este segundo grupo de personas y hoy lo volvió a demostrar.
Pep tiene muy claro como quiere que defienda su equipo y no es de otra manera que teniendo el balón. Para él, mediocentro de toque, el fútbol solo se entiende desde la posesión y conservación del esférico; desde la maduración a base de control y la búsqueda de espacios donde solo hay agujeros. Ese es el fútbol de Guardiola. Esta noche, cuando su equipo se enfrentaba a un Atlético de Madrid en racha con, posiblemente, el mejor rematador que habita en el Viejo Continente, el Señor de las Pelotas alineó una defensa de 3 zagueros; de los 3 uno era un carrilero ofensivo (Alves), el líbero (por así llamarlo) un pivote defensivo que no llega al metro 80 y que no destaca por su remate de cabeza mientras que sí, el tercero de ellos es un defensa puro.
Pero, ¿donde estaba el secreto de esta defensa? En el centro del campo. Un diamante de toque que no dejó que hubiera un solo centro para que Radamel Falcao pudiera rematar. Guardiola eligió defender los centros con el balón alejado de la portería; no en vano, en una falta lateral a 40 metros del área sacó su línea defensiva 10 metros por delante de la frontal del área, algo que yo nunca había visto. Sabiéndose inferior en el remate, apostó por alejar a los rematadores en lugar de intentar defenderlos en su terreno. Otro chapeau para el maestro Pep. Pero todo esto sería imposible si un pequeño y selecto grupo de jugadores no se infiltraran en las líneas enemigas de retaguardia para destrozar con goles (función clásica del delantero) pero encima de todo para evitar que los zagueros puedan sacar el balón cómodamente. Messi, Villa y en especial Pedro Rodríguez demostraron que significa la solidaridad defensiva en un equipo, siendo los primeros en correr como auténticos posesos a la presión de defensas en la zona que fuera para evitar su comodidad.
Y acabando, las pelotas de Guardiola, amén de en todo eso, se reflejan en que hace lo contrario a lo que todo el mundo haría. Le criticaron la defensa de 3 en Mestalla y hoy parecía una utopía volverla a ver; la sacó de nuevo y más ofensiva si cabe. Parecía que el problema sería juntar a Thiago y a Cesc; ambos jugadores han cohabitado en el 11 inicial cuatro veces en cinco jornadas de Liga. Creó un jugador total donde el resto del mundo solo veía un extremo con desequilibrio y Messi se lo agradece cada partido con un nuevo recital.
Todo el mundo sabe de fútbol, pero muy pocos entienden realmente. Uno de esos privilegiados es el Señor de las Pelotas, Pep Guardiola.
sábado, 24 de septiembre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
El futuro de Italia
Hay jugadores cuyo destino es marcar una época. Más allá de sus circunstancias, tales talentos acaban imponiendo la lógica de su destino, el que les aguarda en el firmamento de las estrellas. Sebastian Giovinco es uno de los elegidos.
Con un físico que hace 4 años atrás se consideraría inapropiado para jugar al más alto nivel (1.64cm), Giovinco fue un talento precoz que topó con la barrera mental de entrenadores más centrados en una buena musculatura que en un cerebro para jugar al fútbol. Sin embargo, la sapiencia futbolística acaba imponiendo su criterio y quienes lo defenestraron ya no entrenan y él es el Capo Canioneri de la Serie A con tres tantos en tres jornadas, amén de aguantar a su equipo, el Parma, en sus a priori frágiles espaldas.
La historia de este chico, denominado la hormiga atómica es de sobra conocida. Sin embargo, me gustaría resaltar una pequeña parte de ella. Cuando Giovinco era un talento precoz firmó su renovación en el restaurante Due Spade, el mismo en el que Alessandro del Piero se hizo mayor contractualmente.
Sé que son jugadores sin mucho parecido en su estilo de juego; sin embargo idénticos en talento que al fin y al cabo es lo que diferencia “si fue un buen jugador o es una de las estrellas de la Juventus ”. Y la nueva casa juventina requiere de un jugador como él. Un hombre que ama el club, que tiene a su hermano Giuseppe jugando en el conjunto primavera y en definitiva alguien que quiere triunfar en la Juventus.
Una de las bandas de la nueva Juventus de Antonio Conte pasará, más tarde o más temprano por las botas de Sebastian. Un talento de la casa, reconocido internacionalmente en la Euro sub 21 del año 2009, en que formó parte del equipo de las estrellas por delante de hombres como Mesut Ozil o Theo Walcott, siendo de la generación de Toivonen, Neuer, Jerome Boateng, Richards o Milner.
El cambio pasa por dar galones a Giovinco en lugar de Simone Pepe. Mucho más versátil, con más gol y mejor último pase. Junto con Marchisio, Pirlo, Matri, Del Piero o el descubierto Giacherinni, la Juve puede tener ante si el presente y el futuro de la nueva Azzurra.
El futuro de la Juve y de Italia pasa por Sebastián Giovinco.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Carta abierto a Ronaldinho
Mi querido Ronaldinho...
Verte jugar de nuevo con ganas con ilusión, otra vez en forma, sacando a relucir tu enorme talento es una de aquellas alegrías que, por la sorpresa de su llegada, hacen el doble de feliz a las personas como yo que te idolatramos. Solo de imaginar de verte, una vez más, con el 10 de la canarinha sonrío. Y lo hago porqué el fútbol bebe y vive de talentos como el tuyo. Tú, que podías haber sido el jugador más grande de todos los tiempos; tú que preferiste ser una estrella fugaz en lugar de un cometa milenario...
Te recuerdo en tus primeros años en el Gremio de Porto Alegre. Viniste a jugar a Lleida, contra la extinta Unió Esportiva en el Camp d'Esports. Debías tener unos 18 años, llevabas el pelo muy corto y tus dientes salían de la boca siempre dibujando una sonrisa. Con aquella sonrisa dejaste los destellos de tu calidad en la Terra Ferma, tanto a los que estaban en el campo como a los que te vimos por TV3.
Te fuiste a Francia, para intentar volver a encumbrar al PSG. Te diste cuenta que el frío de París, por más ciudad del amor que sea, nada tiene que ver con Porto Alegre y tu sonrisa empezó a torcerse. Pero gracias a Dios solo empezó y siempre había un motivo para volver a verte sonreír. El mejor de todos ellos fue el Mundial del 2002, donde bajo la batuta de Filipao y con la cobertura de Ronaldo y Rivaldo maravillaste al mundo. Lo hiciste con muchas jugadas, pero yo siempre recordaré aquella falta de empeine interior que golpeaste contra Inglaterra, cogiendo despistado a David Seaman. Fuiste la estrella joven de un combinado de astro: Marcos, Roque Junior, Lucio, Edmilson, Roberto Carlos, Cafú, Kleberson, Gilberto Silva, Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo. Siempre recordaré de memoria aquella alineación.
El frío de París, sin embargo seguí marchitando tu flor. Y llegó un momento clave. No sabría decirte si el Barça te recató a ti o viniste tu para levantar al Barça. El caso es que llegaste, sonriendo con tu melena al viento y esa gran R colgando de tu cuello mientras hacías el saludo surfero. Poco tiempo necesitaste para que te adoraran los que no te conocían. Un partido a las 00:01 contra el Sevilla, en la noche del Gazpacho. A partir de ahí y en las 3 siguientes temporadas no hubo mejor jugador que tu en el mundo.
Pero algo pasó en el verano del 2006 y el Mundial de Alemania. Dejaste de ser feliz, empezaste a preferir las pistas de baile a los terrenos de juego y tu calidad solo se veía en la magia de tu bota al golpear el balón. Aún así esta temporada (06/07) lograste aguantar al equipo a base de goles de libre directo. Sin embargo el año siguiente tu cuerpo dijo basta, te hizo escoger entre el fútbol y la fiesta; te quedaste con lo segundo. Te fuiste a Italia y tampoco encontraste el rumbo hasta que regresaste a Brasil.
Se te ve feliz y tu juego nos hace felices. Quieres llegar al Mundial de Brasil 2014 y sabes que tienes que portarte bien. Me queda este sueño contigo, verte levantar la copa del Mundo con el brazalete de capitán de Brasil en tu casa, en tu país... y como diría Mourinho me sigo preguntando porqué elegiste ser una estrella fugaz cuando pudiste haber sido la que más brillaba en el firmamento de la historia.
Aún así, gracias por todo amigo Ronaldinho.
Verte jugar de nuevo con ganas con ilusión, otra vez en forma, sacando a relucir tu enorme talento es una de aquellas alegrías que, por la sorpresa de su llegada, hacen el doble de feliz a las personas como yo que te idolatramos. Solo de imaginar de verte, una vez más, con el 10 de la canarinha sonrío. Y lo hago porqué el fútbol bebe y vive de talentos como el tuyo. Tú, que podías haber sido el jugador más grande de todos los tiempos; tú que preferiste ser una estrella fugaz en lugar de un cometa milenario...
Te recuerdo en tus primeros años en el Gremio de Porto Alegre. Viniste a jugar a Lleida, contra la extinta Unió Esportiva en el Camp d'Esports. Debías tener unos 18 años, llevabas el pelo muy corto y tus dientes salían de la boca siempre dibujando una sonrisa. Con aquella sonrisa dejaste los destellos de tu calidad en la Terra Ferma, tanto a los que estaban en el campo como a los que te vimos por TV3.
Te fuiste a Francia, para intentar volver a encumbrar al PSG. Te diste cuenta que el frío de París, por más ciudad del amor que sea, nada tiene que ver con Porto Alegre y tu sonrisa empezó a torcerse. Pero gracias a Dios solo empezó y siempre había un motivo para volver a verte sonreír. El mejor de todos ellos fue el Mundial del 2002, donde bajo la batuta de Filipao y con la cobertura de Ronaldo y Rivaldo maravillaste al mundo. Lo hiciste con muchas jugadas, pero yo siempre recordaré aquella falta de empeine interior que golpeaste contra Inglaterra, cogiendo despistado a David Seaman. Fuiste la estrella joven de un combinado de astro: Marcos, Roque Junior, Lucio, Edmilson, Roberto Carlos, Cafú, Kleberson, Gilberto Silva, Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo. Siempre recordaré de memoria aquella alineación.
El frío de París, sin embargo seguí marchitando tu flor. Y llegó un momento clave. No sabría decirte si el Barça te recató a ti o viniste tu para levantar al Barça. El caso es que llegaste, sonriendo con tu melena al viento y esa gran R colgando de tu cuello mientras hacías el saludo surfero. Poco tiempo necesitaste para que te adoraran los que no te conocían. Un partido a las 00:01 contra el Sevilla, en la noche del Gazpacho. A partir de ahí y en las 3 siguientes temporadas no hubo mejor jugador que tu en el mundo.
Pero algo pasó en el verano del 2006 y el Mundial de Alemania. Dejaste de ser feliz, empezaste a preferir las pistas de baile a los terrenos de juego y tu calidad solo se veía en la magia de tu bota al golpear el balón. Aún así esta temporada (06/07) lograste aguantar al equipo a base de goles de libre directo. Sin embargo el año siguiente tu cuerpo dijo basta, te hizo escoger entre el fútbol y la fiesta; te quedaste con lo segundo. Te fuiste a Italia y tampoco encontraste el rumbo hasta que regresaste a Brasil.
Se te ve feliz y tu juego nos hace felices. Quieres llegar al Mundial de Brasil 2014 y sabes que tienes que portarte bien. Me queda este sueño contigo, verte levantar la copa del Mundo con el brazalete de capitán de Brasil en tu casa, en tu país... y como diría Mourinho me sigo preguntando porqué elegiste ser una estrella fugaz cuando pudiste haber sido la que más brillaba en el firmamento de la historia.
Aún así, gracias por todo amigo Ronaldinho.
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