El último escándalo de los presuntamente futbolistas borrachos de la selección de Chile, me hizo reflexionar. En concreto, el pensamiento retroactivo me lo activó uno de ellos. Jorge Valdivia, el Mago. La mala cabeza nos roba a menudo grandes talentos y su caso no sería una excepción en esta tónica. Sin embargo, además de robarlos, hay un grupo de ellos que tienen cierta tendencia autodestructiva lo que provoca cierto romanticismo en sus carreras, a sabiendas de que, estén en el estado en el que estén, aquel talento innato acabará aflorando. Es su talento de cuna lo que los hace imperecederos, que logra que su estrella nunca se acabe de apagar y que, en definitiva recuerdan el aire romántico del poeta inglés Lord Byron, no solo famoso por su talento si no también por todo lo que rodeó a su vida; lo que en fútbol sería el entorno extradeportivo. En las 4 entradas, contando esta misma, presentaré a mis Lord Byron's futbolísticos particulares y, como no, empezaré por el "Mago" Valdivia.
Valdivia, el Mago insensato
Jorge Valdivia ya es peculiar incluso de cuna. De padres chilenos, el primer Sol que vio el recién nacido fue el de Marcaibo, en Venezuela. En lugar de ser bañada por el océano Pacífico como le correspondería como chileno, el nació en las playas atlánticas del Mar del Caribe. Quizá este detalle, aunque pueda parecer irrelevante, ayude a entender el carácter díscolo y sin embargo genial del Mago.
Valdivia empieza a dar muestras de lo que es en Colo-Colo y en Universidad de Concepción para dar el salto a Europa. El mago se fue al Rayo Vallecano y al Servette suizo; clubes en los que no explotó y tuvo que volver a Suramérica
De nuevo en Colo Colo y dirigido por el actual seleccionador nacional chileno y junto a otros talentos de la roja de América como Suazo o Matías Fernández. Sin embargo, pronto, Chile se quedó pequeño para el talento de Valdivia, que fichó por el Palmeiras brasileño. Allí "O maghinho" demostró ser el mayor talento en tres cuartos de cancha de la América Latina. Tenía vistos de discontinuidad en su juego, pero cuando sacaba la varita mágica nadie se resistía al fútbol seductor de Valdivia. Numeroasas distinciones individuales dieron cuenta de los hechizos del mago.
El Mago empezó a agrandar su leyenda de díscolo en la Copa América del 2007, cuando fue expulsado de la selección por un escándalo en el hotel. 20 partidos de suspensión. Pasó casi un año hasta que Jorge mostró su arrepentimiento en una entrevista, admitiendo que deseaba volver al combinado nacional, que entonces dirigía Marcelo Bielsa.
Las apuestas de su nuevo salto a Europa eran claras, sin embargo, el Mago saltó hacia el Al Ain de los Emiratos Árabes. Allí fue el mejor, sin discusión, pero su fútbol no evolucionó en un campeonato donde no tenía que esforzarse para ser el señor de los Magos. Desde los Emiratos Árabes no encontró puente aéreo para saltar a Europa y dio media vuelta, llegando de nuevo a Palmeiras, su banco de seguros particular. Su regreso al campeonato brasileño significó uno de los traspaso récord del Brasileirao, con una cifra cercana a los 16 millones de dollars. La leyenda del Mago se seguía agrandando.
Las especulaciones sobre un nuevo salto a Europa siempre están latentes con el Mago, aunque parece ser que su momento ya pasó. Su juego se convierte en más discontinuo y su físico acusa los años de falta de cuidado que ha tenido. Aún así, los minutos que regala siempre son geniales. La pasada Copa América, su tardía inclusión en el cuarto de final ante su Venezuela natal fue una de las causas de la caída de Chile.
Ahora, un nuevo escándalo le aparta de la senda del éxito en la selección. Al Mago se le acaba el tiempo para seguir dando cátedras en los terrenos de juego. El que hubiera podido ser el mejor jugador chileno de todos los tiempos se quedará simplemente en el Mago. Su magia se está apagando demasiado deprisa; su bohemio carácter le impide rendir por lo que el talento de sus botas atesora.
Uno de esos jugadores en peligro de extinción, un tres cuartista, último pase, talento y magia en estado puro. Siempre quedará la duda ¿hubiera sido tan genial con otro carácter? Yo creo que no, la magia y la disciplina rara vez se llevan bien.