lunes, 4 de julio de 2011

Lágrimas por un triste despertar

Si sentencia judicial no lo remedia, Lleida se queda sin fútbol en Segunda B. Y eso ocurre después de que los azules hayan hecho la mejor campaña en varias temporadas, tras confirmarse el auge de su proyecto de cantera, tras aguantar a uno de los mejores entrenadores del panorama nacional como es Emili Vicente, después de sobrevivir a inversores con pocas inversiones, a episodios escabrosos de la noche leridana pero... sin poder sobrevivir a una nefasta gestión que ha llevado al club a la bancarrota, suspensión de pagos o concurso de acreedores; pónganle el nombre que quieran. 

Es un día triste para mi por varios motivos. Hice mis primeras incursiones en la radio, en Segre Radio, y gracias a José Carlos Monge y a Jordi Guardiola que confiaron en mi, trabajé como central de datos en las retransmisiones de la UE Lleida. Por así decirlo, ese equipo me permitió probar una nueva cara de la profesión que espero dedicarme en mi futuro más próximo.

Además, y haciendo una regresión a la infancia, el azul del Lleida siempre era el rival a batir. Siempre recordaré aquel partido de alevines, en el que el Lleida había ganado todos los partidos por goleada y en nuestro campo logramos empatar a 0. Me enorgullece decir que defendí el marco de mi equipo esa mañana fría de domingo y que recuerdo ver llegar los aviones azules.

Y tampoco está de más decir que el Lleida ha sido el único equipo con el que he gritado goles en contra del Barça. Aquella temporada, 93-94, en que jugamos en primera para descender el año siguiente logramos ganar al Barça del Dream Team y al Madrid con un gol de un jugador nórdico; Andersen, rubio-pelirojo y danés (si no me falla la memoria claro).

En definitiva y viendo que ahora todo se puede acabar, hago memoria y me doy cuenta que, en muchos de mis recuerdos está presente el azul del Lleida. Ese escudo con la Seu Vella de fondo. Esas interminables tardes y noches de PC Fútbol y luego de Football Manager haciendo subir al club a Primera para ganar la Champions y la Liga. Recuerdos que ni las nefastas gestiones podrán borrar.


La UE Lleida, o como nos explica Jordi Guardiola que se les llamaba en el 36, en su novela Sense Partit, Els Calaveres, se nos va. Cuentan históricos periodistas que han seguido durante años la actualidad azul que, tras el pitido final de la trigésima octava jornada del campeonato de Segunda B, se les escapó alguna que otra lágrima. Quizá conscientes que no había manera de revivir a tal enfermo terminal tras años de maltrato en su magullado cuerpo. Su corazón, la afición, demostró ser capaz de latir hasta el último suspiro... Sin embargo, el cerebro hace tiempo que dejó de dar las órdenes oportunas.


Sigo queriendo creer en el milagro...

Salvem la Unió Esportiva de Lleida